Hace un año que dejé Madrid para venir al pueblito. Lo sé porque han regresado las margaritas. Aquí os dejo la carta en la que os hablé de ellas cuando llegué.
Lo único que me ha dado tiempo a ver por encima de este Hanami antiguo —nunca vuelvo a leer lo que escribo— es que no puse ninguna foto de ellas, solo del poema. Os dejo una que acabo de hacer porque no es justo que no estén en ningún sitio.
Creedme cuando os digo que siempre parecen que se van a morir. El día que eso pase de verdad, el día que no vuelvan, me lo voy a tomar como una señal. Veremos. De momento, este año, seguimos todas aquí… que ya es mucho.
Presiento que esta carta va a ser calmada: nada de grandes frases ni metáforas, tal vez nada que os haga pensar o sentir qué sé yo. Nada más —y nada menos— que una carta para que estemos un rato juntas, en calma, sabiendo que estamos bien. Una carta de compañía, podríamos llamarla.
Hablando de compañía: terminamos el PatWriMo (aquel reto del mes de marzo) y, de todas las cosas buenas que trajo, fue ese ritual de ponernos al día cada tarde lo que más me gustó. Con eso me quedo. Volveremos a hacerlo el año que viene si queréis.
Creamos el canal de Telegram solo para suscriptores de pago de Hanami y de momento lo mantengo porque seguro que en otro momento nos sirve. Os dejo el enlace por si os queréis unir:
Me he dado cuenta de que soy de asimilación lenta. Necesito un par de días para asentar y sacar conclusiones de cualquier momento vivido. No me refiero a grandes emociones, sino a cualquier cosa: si ayer tuve un día bonito, si lo pasé con gente que me hizo sentir bien, si tuve que hacer algo que se salía mínimamente de mi zona de confort —que manía le estoy cogiendo a ese concepto—, si reí mucho o si simplemente estuve haciendo cosas sin parar, necesito al menos uno o dos días para recuperarme.
Es curioso porque nunca me había fijado en eso hasta que he empezado a escribir aquí. Solo quería contaros que estos días estoy en Madrid y que estoy agotada. Siempre me pasa. Se me va llenando la agenda y por la tarde ya soy un trapito a la que todo se le hace cuesta arriba.
Estaba entonces preguntándome por qué me pasa eso, en vez de estar eufórica cada vez que vengo a la capital mientras aprovecho cada segundo que pasa y es entonces cuando me he dado cuenta de que no es suficiente con el rato que paso por la “casilla de salida” para descansar: necesito pasar tiempo sola entre cosas emocionantes, necesito revisar lo vivido.
Y eso es lo que acabo de descubrir gracias a este lugar. Supongo que no cambia mi forma de ser, pero me libera entender lo que soy.
Siempre me pregunto cómo y cuándo leéis el Hanami. Siempre os imagino haciéndolo mientras desayunáis, en una mañana de domingo tranquila, pero tal vez lo hacéis desde la cama con un ojo medio cerrando aún. No sé, tengo curiosidad. Contadme.
Millones de besos,
P.D. ❤️
Web | Instagram | Spotify | Mis libros
🎵 Algo para escuchar: Esta canción de Ferreiro que habla de dejar Madrid.
Y mientras preguntaba
si escribir aún me gustaba
la almohada me aplastaba el corazón.
Solo quería dejar Madrid
con una herida.—Iván Ferreiro
Share this post