
El cuerpo humano es sorprendente. El otro día tuve amagos de llanto desde que me desperté hasta que me fui a la cama. Yo, que llevaba bastante tiempo presumiendo de estar bien —«Jo, pues llevo semanas muy bien, la verdad», eso contestaba a todo el que se molestaba en preguntar—, había vuelto a las andadas. By the way, es sorprendente l…
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