Como en Hanamis anteriores, de pronto hay algo que se cruza en mi camino que hace que escriba sobre cosas que no entraban en mis planes. En este caso, es este pequeño vídeo que apareció en mis reels en algún momento en el que —en contra de mi voluntad— instagram robaba parte de mi tiempo y de mi alma. En él sale la actriz Aimee Lou Wood, a la que amo por su papel en la FLIPANTE serie Sex Education, hablando para Glamour UK de la relación que tiene (o tenía) con su cuerpo. Me partió el corazón, de verdad. Por una parte, por ver a alguien romperse de esa manera después de reconocer algo tan duro y tan difícil de reconocer; por otro lado, por lo reflejada que me sentí escuchándola.
«Esta mierda tiene que acabar ya» es lo único que retumba en mi cabeza desde entonces. Y es que tiene que acabar ya.
Solemos pensar que estas cosas son de adolescentes influenciables, que dejamos de sentirnos así con el tiempo. Pero no es cierto. Yo no he escrito nunca en un espejo lo que veía, pero no he dejado de mirarme mal ni una sola vez en mi vida. Y no hablo solo del físico. Ni desgraciadamente soy un caso aislado.
Este año he sido más consciente que nunca de lo mal que me he tratado siempre, de la manera tan crítica y despectiva en la que me he hablado y de lo tremendamente injusta que he sido conmigo. CONMIGO. Parece inconcebible, pero es real. Es hasta vergonzoso reconocer que maltratas todo lo que eres y lo único que vas a tener siempre.
De unos meses a esta parte, por primera vez en mi vida y supongo que a raíz de que se tambalease todo con esta pandemia, he dejado de esquivarme. Me he pasado estos 42 años que tengo haciéndolo. Sin querer —supongo—, dejé de prestarme atención porque había cosas o personas que yo creía que la merecían más. Lo cierto es que nadie mira mucho rato lo que no le gusta ver. Y eso he hecho: no mirar.
Pero, por suerte, eso terminó. Terminó lo de no dedicarme el tiempo, las herramientas y la fortaleza que tengo. Terminó no reconocer el problema y no intentar ponerle solución. Terminó mirar hacia otro lado cuando me trato mal.
Uno de los ejercicios que me han recomendado en terapia es ponerme cada mañana frente al espejo y enumerar cosas que me gustan de mi vida y de lo que soy. Aún no sé a dónde me llevará esta práctica, pero enfrentarme cada día a mi forma de ver esta burbuja es algo que me debía. Me siento bien con el simple hecho de haberme puesto manos a la obra y con haber dejado de esconder la mierda bajo la alfombra. Consiga mucho o poco, no estoy quieta y eso ya es un paso enorme.
Soy muy consciente de lo que tengo y valoro cada pequeño tesoro que poseo y cada persona que me acompaña en este viaje, no sabéis lo consciente que soy de esa parte. Lo que más me cuesta es creer que merezco que todo eso esté ahí.
Así que sí, la misión de este año, y de todos los que vengan, es tratarme mejor. Como me dice Eva: te debes un respeto. El mismo o más que debo exigirle al resto. El mismo con el que trato y valoro a los demás.
Ojalá Aimee y la mayor parte de las mujeres que pasan por mi vida, por no decir todas, se vieran de la manera en la que yo las veo. Ojalá yo me viera de la forma en la que ellas me miran. Ojalá consigamos que las que vienen se miren con más amor, de manera justa. No nos merecemos otra cosa.
Lo repito para que no se nos olvide: esta mierda tiene que acabar ya.
🎧 Una canción: No sé por qué me ha venido esta canción a la cabeza mientras escribía lo anterior. Supongo que porque la letra del estribillo me hace sentir a salvo.
Lights will guide you home
(Las luces te guiarán a casa)
And ignite your bones
(y encenderán tus huesos)
And I will try to fix you.
(y yo intentaré repararte)
También os dejo esta versión en directo desde São Paulo que es increíble, pero que solo se puede ver en YouTube. Es un flipe ver a la gente del púbico vivir las canciones de esa manera. Eso siempre me da ganas de llorar bonito.
📗 Un libro: Últimamente llego tarde a todos los libros, si es que eso es posible. Soy de las fervientes defensoras de que los libros llegan a las personas cuando tienen que llegar, especialmente algunos de ellos, pero es cierto que no suelo leer las novedades cuando aún lo son. Por eso siempre os recomiendo libros que ya tienen algún recorrido. Todo lo que sé del amor, de Dolly Alderton es el libro de este mes. Es difícil no sentirte parte de la vida de la protagonista y es maravillosa su forma de ver las relaciones y su manera de hablar de la amistad.
Me lo dejó Zahara porque había conectado tanto que necesitaba que yo lo leyera para comentarlo. Qué increíble es que las personas quieran que goces tanto de las cosas como ellas y que te conozcan lo suficiente como para saber qué es lo que te va a gustar.
🌿 Calma: Llevo casi toda esta semana con bastante ansiedad. Sé que es un lugar en el que a nadie le gusta estar, así que os dejo este audio que el otro día me ayudó a calmarme un poco. Por si alguien lo necesita o simplemente quiere empezar a meditar.
🥀 Algo bonito: Esta escultura realizada por Leonardo Bistolfi.
💌 Para terminar: Supongo que podéis imaginar que esta carta no ha sido nada fácil de escribir; ni siquiera tengo claro si es adecuado enviarla. Como no tengo la respuesta correcta, espero no haberla borrado antes de que llegue el momento de que salga y, sobre todo, espero no arrepentirme si finalmente llega a vuestros buzones.
Cuando empecé con los Hanamis, mi idea es que estuvieran llenos de belleza. Siento que este tercer Hanami está en un lugar oscuro, pero también siento que no debo esconder esos rincones más, por muy vulnerable que me haga mostrarlos. Si a alguien le ha servido leerlo, estará más que justificado este nudito en el estómago.
Pongo esta foto que hice ayer en casa de mis padres, que es donde acaban todos mis experimentos de pintura, cerámica o lo que sea que me pase por la cabeza en ese momento. Este cuadro me recuerda tanto a la cuarentena, que me transporta allí por unos segundos. Esta carta también tiene mucho que ver con el tiempo que pasé conmigo en esos días. Por eso la foto. Por eso es tan especial esta mujer y todas las de ojos grandes y tristes que dibujé entonces.
Nada más, gracias por leerme.
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Tocada y hundida… qué importante estas palabras. Gracias Benito!!! 💜😘
Patricia, quiero darte millones de gracias por este hanami tan necesario. Casualmente yo también vi el video de Aimee y empecé a pensar en ello. Es sorprendente y muy triste cómo la mayoría nos hemos sentido así alguna vez. Yo recordé que en mi adolescencia solía escribir en un cuaderno cosas como "eres gorda y tienes que adelgazar" como si fuese algo que estuviese mal, que fuese lo peor y presuponía que la gente me rechazaría por el hecho de ser gorda. Rememorarlo me rompe el corazón porque me hace darme cuenta de lo mal que me he tratado y que he crecido con ese pensamiento. Por eso creo que es muy necesario que lo contemos, que nos liberemos y apoyemos para poder desprendernos de ello, abrazarnos y empezar a querernos como merecemos. ❤️