Han sido días moviditos desde la última vez que os escribí. Si no recuerdo mal, acababa de mudarme al norte, a mi antigua casa. Pocas veces —nunca— recuerdo qué he contado ni en qué sitios; doy por hecho que eso es de lo que os hablé entonces.
Diría que la razón de por qué me mudé no os la he contado. La parte práctica y versión oficial es porque tenía que dejar mi casa de Madrid y no me apetecía buscar otro hogar rápido o meterme en cualquier habitación con gente. La parte menos oficial, pero que con el tiempo se ha vuelto más real, es que necesitaba esconderme, hacer un reset, empezar de nuevo.
Tal vez profundice sobre esto en otro Hanami, ahora no me veo muy capaz. Nueva York me sentó genial, me dio la vida y regresaré en cuanto llene mi hucha, pero lo cierto es que cuando volví a Madrid seguía estando conmigo misma. Y eso que debería ser un regalo, era una pesadilla. No me reconocía en mi cuerpo, ni en mi forma de ver las cosas, ir a cualquier lugar en con gente se convertía en algo infernal y lo único que quería era hacerme un ovillito y taparme con la manta. Lo peor de todo era estar convencida de que no sería capaz de sacar nada adelante; no iba a volver a crear o a escribir y no os descubro nada nuevo cuando digo que si tú mismo no crees que puedes, el camino es mucho más intransitable. Hablo en pasado para intentar poner un poco de distancia, pero aún quedan muchas cosas que colocar.
Así es como decidí volver a casa, a este lugar seguro en el que me cuidan muchísimo.
Estoy trabajando mucho —aunque siga haciéndome ovillo varias veces al día— para hacer las cosas mejor: he cambiado rutinas, me cuido de todas las formas posibles, intento poner orden y me miro mejor. Me miro, a secas, que antes no lo hacía. Doy pasos muy pequeños y no tengo prisa, e intento que mi mundo importante sea el que existe entre estas paredes.
Le mandé esta foto a Sara el otro día mientras ordenaba las joyitas y el cajón de la bragas. Habían aparecido estos corazones que compré en una tienda chiquita de Malasaña justo antes del concierto de Vega. Después, le regalé uno a ella. «Ahora me recuerdan siempre a ti», le escribí. Supongo que ese es el verdadero poder que tienen los objetos que importan: que te llevan a sitios y a personas. Te trasladan a momentos que, por alguna razón, se quedaron en tu cabeza.
Pienso mucho en «las cosas», en las posesiones, y en por qué no dejamos de acumular y querer siempre más. Ahora que he vuelto a esta casa repleta de objetos, muebles huérfanos y ropa que ni recuerdo, no dejo de preguntarme para qué tanto. Llevo más de un mes aquí y aún no he sido capaz de hacer que esta casa deje de parecer un trastero. No importa, pasará, pero es curioso que con lo desastre que soy, necesite que este lugar esté bien para sentir que puedo conseguirlo.
Tengo la sensación de que siempre os hablo de penas o tristezas o de que me siento mal. Dentro de todos estos caos o pequeños terremotos en los que me meto, solo hay muchas ganas de mejorar y sacarle provecho a cada época que vivo. Soy una persona muy feliz que valora cada cosa que tiene; no sabéis lo afortunada que me siento de verdad. Pero soy una ferviente defensora de que hay que mirarse y reparar lo que está roto porque me temo que esta batalla no se acaba nunca. Mejor estar atentas y con armas.
Como siempre, gracias por leerme.
No sé cuándo volverá el siguiente Hanami, ojalá pronto.
⚠️ Cosas que van a pasar: Aprovecho este huequito para contaros un par de sitios en los que voy a estar. Sé que no he tenido firmas en ciudades con este libro, para el próximo prometo ir a todos los lugares posibles:
9 de junio: Feria del libro de Madrid (caseta Fnac), de 17:30 h a 19h.
9 de julio: Tenerife (creo que a las 18h, Finca Sulula).
🎬 Algo para ver: Maldita sea, tenemos que hacer una lista con las cosas que recomiendo porque ya no me acuerdo de lo que os he dicho en otros Hanamis. La verdad es que estos días he dedicado más tiempo a ver el juicio de Johnny Depp y Amber Heard que a cualquier otra cosa. Me lo puse para practicar inglés y acabé enganchada como una tonta. Por si os sirve de algo, el otro día empecé The Staircase (HBO MAX) y por ahora pinta bien. No me hago responsable de cómo vaya a evolucionar.
🎧 Una canción: En esta ocasión os voy a recomendar un disco entero. Desde el encierro, volví a escucharlos así, de principio a fin, como cuando era pequeña y no me separaba de mis vinilos. No sé qué tiene este álbum que siempre vuelvo a él. Marazu me calma y me anima, todo a la vez. Tal vez es el disco que más he escuchado desde que salió.
Algo bonito:
📚 Un libro: En realidad, dos. El primero es «La hija oscura». Ya os había hablado de la peli cuando estaba en Nueva York. Me enamoré de sus personajes, de ellas, y ahora veo a Olivia Colman y a Dakota Johnson en cada página. Aviso que no es un libro/peli que le guste a todo el mundo, pero yo le daría una oportunidad. Nunca había conectado mucho con Elena Ferrante, pero puede ser que no la pillara en el momento adecuado.
El otro es «Agujero». Es todo precioso en este libro. Me lo recomendó mi librero, que es posiblemente el ser que más sabe de libros del mundo (gracias, queridos libreros apasionados ❤️) y ha sido un acierto. Japón siempre tiene un sitio especial en estas cartas, aunque no haya estado nunca.
¿Y ahora qué?
Ninguna de estas cosas que pongo a continuación es necesarias para estar aquí, pero te las cuento por si acaso te apetece saber de qué manera puedes apoyar este proyecto.
📚 Comprando mis libros: eso es lo que más ilusión me hace porque me permitirá seguir publicando. Ver libros »
✍🏼 Dejando una reseña en cualquier plataforma que lo permita: ya sabemos que las valoraciones de los demás animan a la gente a decidirse. Dejar reseña »
☕ Buy me a coffee: tal vez te apetece apoyar este proyecto haciendo una pequeña aportación para que pueda seguir dedicando tiempo a estas cartas. Por si acaso es así, he habilitado este rinconcito para quien quiera hacerlo. Comprar un café »
🙋♀️ También puedes encontrarme en:
Instagram | Facebook | Twitter | YouTube | Spotify | TikTok | Telegram | Web
Haz lo que sientas cuando lo sientas. No hay nada malo en ello. Escribas lo que escribas siempre habrá quien se sienta identificado/a porque lo haces bonito.
El jueves les leí varios poemas tuyos de 'primero de poeta' a mis alumnos/as de 1° ESO. No aman la literatura aún y se les enseña la poesía tradicional y difícil de los grandes clásicos.
Lo hice para abrirles la mente y les cautivaste. Gracias, Patricia.
Siempre llego algo tarde a leerte pero siempre llego a gusto. Espero que te desovilles poco a poco.