Me desperté pensando en la noche de San Juan y en cuánto te puedes abrazar a la esperanza de pedir deseos, y me acordé de esta frase que escribí para Primero de poeta.
«Que pido los deseos con los ojos abiertos para no perderte de vista. Que soplo fuerte y pierdo el alma cada vez que no se cumplen».
Esta noche, se piden deseos y se suelta lo malo. Yo lo haré desde mi terraza chiquita del norte, demasiado lejos del mar, pero con una brisilla que permite respirar. También con un silencio de pueblo que me da mucha calma.
Solo quería escribir aquí hoy para recordaros que no hay que dejar de pedir los deseos porque siempre está bien quitarse un poco de presión y poner las esperanzas en manos de los astros, de las hadas, del fuego, del mar o de las noches de verano. Solo tener fe durante un rato. A veces no hace falta mucho más para poder seguir.
Está difícil fijarse en cualquier cosa que no tenga que ver con este mundo loco, pero escribí un texto para el Vogue de julio y me niego a dejarme contagiar por la oscuridad, porque entonces ellos —los malos— ganan de calle. Parece ser que la revista está agotada, así que os dejo este enlace para que lo podáis leer en la web: habla de las olas, de lo que traen y se llevan, de que todo vuelve y también se va.
🔥✨ Feliz noche de Sant Joan, San Juan, San Xoán, San Joan, amigas.
Gracias
Qué hermoso 🌊 ❤️