#Hanami 1
La teoría de las arenas movedizas
Siempre he escuchado que lo que tienes que hacer cuando caes en arenas movedizas es intentar mantener la calma y quedarte quieta, porque cuanto más te muevas, más rápido te hundirás. Imagino que es una de esas cosas que llevamos toda la vida oyendo, y que damos por ciertas por el simple hecho de que siempre estuvieron ahí. Sea como sea en este caso, que creo que no es del todo correcto, siempre he llevado a rajatabla —a veces voluntariamente, otras por no ser capaz de hacerlo de manera diferente— mi teoría de las arenas movedizas. Evidentemente, no hablo de ese suelo gelatinoso en el que creo que moriría antes de un ataque de ansiedad que siendo absorbida por esa masa que, por suerte, sólo lo he visto en películas y en pesadillas, sino de cómo actuar cuando todo se complica. Me refiero a esas épocas en las que parece que, por mucho que intentes hacer bien las cosas, las cosas no dejan de estropearse, la gente no deja entenderte raro y los problemas no dejan de pasar. Sin llamar antes, además.
Hablo también de las muy habituales situaciones en las que nos convertimos en animalillos inmóviles, que se bloquean delante de unos faros amenazantes, y que no saben cómo salir de donde están: una de esas carreteras oscuras en las que muchos nos estamos viendo en estos tiempos en los que la cuarentena terminó, la pandemia no, y todo sigue yendo un poco al ralentí.
Al encontrarme este párrafo en el libro de Rosa Montero, me he dado cuenta de que mi teoría (o llámala técnica) tiene aún más sentido que antes: ir poniendo a salvo —con movimientos suaves— pequeñas partes de ti, hasta llegar a una posición en la que puedas flotar y volver a la orilla. Y no olvidar nunca que tenemos que seguir trabajando para surtirnos de herramientas (psicológicas, emocionales o del tipo que sean) que nos ayuden a conseguirlo.
Así que, por muy tentador que pueda parecer lo de actuar impulsivamente, contestar impulsivamente o romper cosas impulsivamente, estoy tratando de domesticar mi incontinencia sentiverbal como quien tiene una pantera poco sociable como mascota. Un «quédate quieta, Patricia» en toda regla.
Otra cosa que he aprendido es que no pasa nada por no hacer nada cuando no sabes lo que quieres hacer. Regalarte un poco de calma y de tiempo. Descubrir lo que quieres ser. Volver a enamorarte de quién eres.
No sé cómo estoy, diría que bien, como casi siempre. Hace unas semanas tomé la decisión de organizar mi desastrosa vida (no mucho, que me gusta que sea así), tomándome muy en serio lo de mimarme un poco. Tratarme mejor. Hablarme mejor. Esa es una de las razones principales para haber dejado las redes sociales por un tiempo. No podía pensar en mí si estaba pendiente de lo que hacía o quería el resto, de lo que tenía que publicar o no, de si gustaba o no, de dónde estaban los demás, de los listones, de las opiniones ajenas sin pasar ni siquiera por las mías antes…
Hay que saber parar y hay que saber escucharse, que es algo que no he hecho mucho. Pero ahora sí. Estoy trazando planes —y límites—, alimentándome mejor, poniéndome cremitas por las noches, contestando mensajes pendientes, haciendo listas, prestando atención, leyendo, estudiando… Madre mía, si es que no sé quién es esta persona que habla.
El caso es que me sienta bien. Me gusta el mundo que veo cuando no lo miro a través de una pantalla. Me gustan todas las cosas que no me pierdo. Y me gusto bastante así.
Volveré, pero aún no sé cuándo.
📒 Un libro: LA BUENA SUERTE, de Rosa Montero. De aquí es el párrafo de las arenas movedizas que he puesto antes. A pesar de no habérmelo terminado aún, me atrevo a recomendarlo. Aprovecho para recordaros La ridícula idea de no volver a verte, uno de mis libros favoritos.
Y como el mes se puede hacer muy largo, os dejo otro libro que me encantó y que creo que todavía no os había recomendado: UN AMOR, de Sara Mesa.
🎧 Una canción: NO LOVE LOST, de Keaton Henson. No es precisamente la canción del verano, pero no la suelto desde que la escuché. La he añadido también a la playlist de #CadaNocheTeEscribo.
💌 Algo para leer ahora: esta columna de Lorena.
«Yo no sé cómo se borra un amor. No hay método. Más bien un día te despiertas y notas que se te fue el espíritu negro del cuarto, que se te voló como un fantasma. Mira que uno intenta arrancárselo por largo tiempo y no hay forma; él solo se desprende, él solo se suda».
Lorena G. Maldonado | Cambiar el colchón
🖌️ Una ilustradora: Sarah Maxwell.
🖤 No sé cómo daros las gracias por la acogida tan bonita que ha tenido este pequeño proyecto, estoy feliz. Espero que este primer Hanami os haya gustado y, por supuesto, podéis proponerme temas o preguntarme lo que queráis en los comentarios. También podéis recomendar libros, pelis, canciones o cualquier cosa interesante para que tome nota todo el mundo. Cuanto más colaborativo sea este espacio, más nos gustará. Recordad que también podéis participar en el canal de Telegram.
Puedes encontrarme (ahora no mucho 😏) en Instagram, Facebook, Twitter, YouTube o Spotify.
📚 Y aquí puedes ver mis libros.
📬 Si quieres recibir estas cartas el primer domingo de cada mes, puedes suscribirte aquí:
🌺 Si no leíste el #Hanami 0, aquí lo tienes:
Gracias Patricia. Esta idea me parece maravillosa, y es una sorpresa bonita recibir el correo de los "hanami". Me gustaría contar que acabo de pasar el virus, haciendo la cuarentena sola en mi casa y me ha venido muy bien por las razones que tú comentabas, porque he aprovechado el tiempo para conocer quién quiero ser y a dónde quiero llegar, me he dedicado tiempo para escucharme y poder sentirme un poquito más en paz conmigo misma, así que es estupendo leer que tú estás pasando por el mismo proceso. En esa línea me gustaría recomendar una película que he visto recientemente "Come, reza, ama" Si no la habéis visto, creo que es ideal para alguien que se está tomando tiempo para buscar la mejor versión de si mismo y poder sentirse en paz. Abrazos
Eres maravilla pura, que inspiración todo y que bonito leerte ❤️