A veces tengo la tentación de escribir un Hanami semanal porque mi cabeza va a mil por hora y me cuesta decidir cuál de todas las cosas en las que pienso quiero contar. Otras veces creo que no voy a ser capaz ni de terminar el mensual.
Esta es mi primera carta desde la nueva casa en mi pueblito en el norte. Lo cierto es que ni la casa es nueva ni yo sé muy bien qué hago aquí. Supongo que empezar otra vez. Otra vez. Me costó mucho dejar Nueva York y me ha costado mucho dejar mi cuevita de Madrid, pero una parte muy grande de mí agradece que los astros se hayan alineado para hacerme volver a casa. El camino de baldosas amarillas siempre me trae aquí. Y tener un sitio al que volver es media victoria asegurada.
La última vez que vine era otra persona. Apenas me reconozco en aquella Patricia que llegó en 2013 o 2014 —ya ni sé qué año— medio destartalada, sin trabajo, sin dinero y con la autoestima por los suelos. Pero a pesar de las grandes diferencias entre ambas situaciones, esta vez también está siendo raro. Lo más complicado no es la mudanza, ni dejar otras ciudades o formas de vida, ni encontrarme rodeada de cajas con cosas que ni recuerdo. Lo más extraño es volver a sentirme, en cierta forma, como lo hacía entonces: pequeña.
Aquí escribí Primero de Poeta y aquí me enfrenté a un mundo que ya no reconocía. No es que fuera un camino sencillo ni muy rápido, pero logré recolocarme y —mucho tiempo después— mirarme de manera diferente. Fue un aprendizaje y un crecimiento que se fue grabando en ese libro y en esta casa sin darme cuenta. A veces no sabes lo que estas consiguiendo mientras lo estás haciendo, porque te parece tan salvaje la tormenta que ni te planteas que puedas salir de ahí con vida. Pero lo haces. Porque esas cosas pasan, se acaban. Y un día te despiertas y tú sigues de pie. Y la tormenta no.
Hay un trozo de tierra en mi terraza que está llena de margaritas blancas. Son mis flores favoritas y, aunque pueda parecer una tontería, verlas ahí al llegar me hizo sentir que este lugar seguía vivo y me estaba esperando. No recordaba que estuvieran en aquella época, hasta que me ha venido a la cabeza algo que escribí entonces.
Algunos poemas me hacen regresar al momento exacto en el que nacieron y este texto me ha hecho ver que las margaritas y esta casa siguen siendo eso: mi hogar.
Gracias por leerme, gracias por estar por aquí 🖤.
🎧 Música: no me queda otra que poner las dos canciones que sonaban mientras escribía este poema. No estoy segura, pero creo que hice una lista de música que acompañaba a Primero de Poeta. La buscaré.
Sufro locura transitoria
Bajo a la tierra y cruzo
La línea divisoria
Que separa en esta historia
La locura y la razón
En mi casa no hay nada prohibido
Pero no vayas a enamorarte
Con el alba tendrás que marcharte
Para no volver
📙 Libros: Tenía Pasiones entre mi lista de pendientes y por fin lo empecé. Habla de unas veinte parejas famosas de la historia. Amor e historia, dos de mis cosas favoritas. Muy ameno e interesante. Creo que Laura Ferrero tiene otro de este estilo y me parece que va a ser mi siguiente lectura. Se llama El amor después del amor, por si le queréis echar un ojo.
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